domingo, 20 de septiembre de 2015

Cavillaca


Las Islas Pachacámac, también conocidas como Islas Cavillaca, son un grupo de islas situadas en el océano Pacífico, frente al litoral  de Lima.


El conjunto de mitos reunido  con el nombre de "Dioses y Hombres de Huarochirí" fue recogido en idioma quechua por el padre Francisco de Ávila en el siglo XVI durante la extirpación de idolatrías en Huarochirí, en la sierra de Lima. Posteriormente en el siglo XX, fue estudiado por  José María Arguedas. 

Cavillaca es la diosa, protagonista del mito en el que escapa llevando en brazos a su hijo recién nacido perseguida por el "dios andariego" Cuniraya Wiracocha, quien quería hacerla su mujer. Así, en su huída, Cavillaca corre desesperadamente hacia la costa bajando por los cerros de la sierra de Lima. Al llegar al mar, y al no tener a dónde más correr, Cavillaca se interna en el Océano, quedando convertida en piedra junto a su pequeño hijo. A continuación la narración del mito: 

Cuniraya Viracocha, en los tiempos más antiguos anduvo, tomando la apariencia de un hombre muy pobre; su yacolla (manto) y su cusma (túnica) hecha jirones. Algunos, que no lo conocían, murmuraban al verlo: miserable piojoso decían. Este hombre tenía poder sobre todos los pueblos. Con solo hablar conseguía hacer concluir andenes bien acabados y sostenidos por muros. Y también enseñó a hacer los canales de riego arrojando (en el barro) la flor de una caña llamada pupuna; enseñó que los hicieran desde su salida (comienzo). Y de ese modo, haciendo unas y otras cosas, anduvo, emperrando (humillando) a los huacas de algunos pueblos con su sabiduría. Y así, en este tiempo, había una huaca llamada Cavillaca. Era doncella, desde siempre. Y como era hermosa, los huacas, ya uno, ya otro, todos ellos: voy a dormir con ella, diciendo la requerían, la deseaban. Pero ninguno consiguió lo que pretendía. Después sin haber permitido que ningún hombre cruzara las piernas con las de ella, cierto día se puso a tejer al pie de un árbol de lúcuma. En ese momento Cuniraya, como era sabio, se convirtió en pájaro y subió al árbol. Ya en la rama tomó un fruto, le echó su germen masculino e hizo caer el fruto delante la mujer. Ella muy contenta tragó el germen. Y de ese modo quedó preñada sin haber tenido contacto con ningún hombre. A los nueve meses como cualquier mujer, ella parió así doncella. Durante un año crió dándole sus pechos a la niña. ¿Hija de quién será?, se preguntaba y cuando la hija cumplió el año justo ya gateaba de cuatro pies, la madre hizo llamar a los huacas de todas partes. Quería que reconocieran a su hija. Los huacas, al oír la noticia, se vistieron con sus mejores trajes. ¿a mi ha de quererme, a mi ha de quererme¿, diciendo, acudieron al llamado de Cavillaca. La reunión se hizo en Anchicocha donde la mujer vivía. Y allí cuando ya los huacas sagrados de todas partes estaban sentados, allí la mujer les dijo: Ved hombres, poderosos jefes reconoced a esta criatura. ¿Cuál de vosotros me fecundó con su germen?. Y preguntó a cada uno de ellos, a solas. ¿Fuiste tú?, les iba diciendo y ninguno de ellos contestó; Es mío. Y entonces como Cuniraya Viracocha, del que hemos hablado, sentado humildemente, aparecía como un hombre muy pobre, la mujer no le preguntó a él. ¿No puede ser hijo de un miserable diciendo asqueada de ese hombre harapiento, no le preguntó; porque este Cuniraya estaba rodeado de hombres hermosamente vestidos. Y como nadie afirmaba, es mi hijo, ella le habló a la niña: Anda tu misma y reconoce a tu padre y a los huaca les dijo: Si alguno de vosotros es el padre, ella misma tratará de subir a los brazos de quien sea el padre. Entonces, la criatura empezó a caminar a cuatro pies hasta el sitio en que se encontraba el hombre haraposo. En el trayecto no pretendió subir al cuerpo de ninguno de los presentes; pero apenas llegó ante el pobre, muy contenta y al instante, se abrazó de sus piernas. Cuando la madre vio esto, se enfureció mucho; ¡Qué asco! ¿Es que yo pude parir el hijo de un hombre tan miserable. Exclamando alzó a su hija y corrió en dirección al mar. Viendo esto: Ahora mismo me ha de amar, dijo Cuniraya Viracocha y, vistiéndose con su traje de oro, espantó a todos los huacas; y como estaban así, tan espantados los comenzó a arrear, y dijo: ¿Hermana Cavillaca, mira a este lado y contémplame; ahora estoy muy hermoso¿. Y haciendo relanpaguear su traje. Se cuadró muy enhiesto. Pero ella ni siquiera volvió los ojos hacia el sitio en que estaba Cuniraya, siguió huyendo hacia el mar. ¿Por haber parido el hijo inmundo de un hombre despreciable voy a desaparecer¿, dijo y diciendo, se arrojó al mar de Pachakamaq, se ven muy claro dos piedras en forma de gente que allí viven. Apenas cayeron al agua, ambas (madre e hija) se convirtieron en piedra, creando asi las islas Cavillaca.